viernes, 1 de marzo de 2013

Acostado en el sillón


Definitivamente alejado de un inequívoco
lógicamente abnegado de un no irrefutable
escudriñando algún cerco con césped para hacer equilibrio
una baranda de donde agarrarse
una lagunita para hacer pie
es decir
desfilando lento- pero- sin- pausa por los probables
Los talveces y los quizaces, seguramente
(y los segura-mentes)
tendrán un suelo enlodado y pantanoso
nunca estuve en arenas movedizas
ni en pantanos con pisos que chupen
pero si estuve en quizaces y en talveces
y la sensación seguramente (again) debe ser la misma o parecida
Porque moverse ahí cuesta, viste
y si estirás una mano se te entierra una pierna
y si decís esto, y no aquello otro…
¿y por qué te olvidaste de mencionar  su corte de pelo?
¿y por qué no le hiciste escuchar ese tema
que siempre tarareás cuando la ves?
Pero definitivamente
y abnegablemente no
acostado en el sillón
el ron que se embriaga en el pie de la lámpara
el libro de poemas abierto azarosamente al costado del cenicero
la cantata de puentes amarillos chupándose el living
lo vago que siempre están, o en la plaza o mirando el partido
dan un respiro, a veces
            (probablemente)
a todo lo que estás callando cuando le decís las cosas que le decís
a todo lo que le decís cuando querés decirle algo, buscar una palabra nueva, inventarle una, y te quedás callando agarrándote el pecho
cuando lo que deberías hacer, indefectiblemente y sin cursivas
es tomarte de sus manos para que no se te marchiten las piernas enlodadas
y sin barandas ni lagunitas
intentar encontrar la llanura, el verde
en la punta de la montaña más alta