domingo, 30 de diciembre de 2012

La mariposa


Decía que las mariposas eran las palabras que se decían al oído, que cuando se escuchaban eran demasiado hermosas para retenerlas, e inevitablemente debían volar. Que a las palabras le crecían alas cuando la mano que vestía su espalda se enredaba en el pelo, y soplaban acompañando la cadencia del viento que eriza la piel, y hace temblar un poco las piernas. Decía esas cosas mientras revoloteaba por todo el cielo bailando con la tristeza del mar y con el vigor de las olas. Visitaba los espacios y las galaxias, los ríos y las calles, el sol y la noche más oscura. Y siempre decía las mismas cosas, siempre buscaba la mariposa de colores enamorados con el deseo posado en sus alas. Me fascina pensar en eso… en cada palabra que no vemos porque la boca está rozando la cara, se desprende una mariposa. En cada mariposa hay una lágrima posada en su ala que le demora el vuelo. La lágrima suspendida trasciende los universos con la furia de las olas. Las mariposas siempre sobrevolarán los mares porque lo más hermoso nos hace levantar la vista al cielo. Y de pronto ahí, como el rayo de una nube que agoniza en la tormenta, en un suspiro inevitable, nos damos cuenta de que en puntas de pie la danza de las palabras aladas está mucho más cerca de los oídos de lo que pensábamos, que sólo hay que alzarse al vals del viento y decir: estas son tus alas enamoradas.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Música de madrugada


Todavía siento tu risa
como una tonada en la sala
y es que el tiempo estéril de dolor
en sus articulaciones lacerantes
fue ajando con tibieza los besos
los vastos mares de los que hablaban
y las palabras que tus labios mojados dijeron
No hay luna plateada dibujada en la laguna
ni miradas recostadas que a través de los árboles
intenten ponerle nombre a las estrellas
No hay cosquillas ni colillas de cigarrillo en el agua
No hay amanecer que se atreva
a delinear con los dedos una caricia
cuando la arena refracte las primeras chispas del sol
y nos descubra como si fuéramos uno
y nos invente
como si fuéramos todo
El dolor vestido de tiempo
con una tibia tonada te fue olvidando
y lacera un poco pensar que tu risa se siga escuchando
porque sea lo mismo que tu belleza
extensa como los mares
alegre como la luna
innombrable como las estrellas
y explotará siempre
y musicalizará todo inevitablemente
a donde quiera que vayas

jueves, 22 de noviembre de 2012

Río


Habrá que abrir los ojos
en el río marrón
para ver con cierta precisión
lo que flota atascado y lo que mueve
Nadie se quedó sin vista
por abrir los ojos en el vórtice
en el jugo y el polvo enredados
en la sangre y el porvenir  enlazados
Nadie es tan hermoso como la luna
para tatuarse plateado en el agua
Habrá que escapar de las correntadas
y perseguir los recodos más amables
Agrandar el pecho y con la boca
abrazar el aire y el temor
Sumergirse
mojarse hasta las tripas
y en el medio de toda la muerte
buscar algo por lo que valga la pena vivir

domingo, 11 de noviembre de 2012

Tu nombre


Cuando mi boca aventure tu beso
cuando mi piel beba tu sudor
ni una palabra nombraré
porque no habrá nada que no haya dicho ya

Y el silencio estremecerá las soledades
y mañana será lo mismo que ayer
y la noche lo mismo que el día
la luz se desparramará en lo oscuro
cuando no pueda recordar tu nombre
porque te llames igual que todas las cosas
cuando no pueda decir tu nombre
porque tu boca esté sobre la mía

lunes, 5 de noviembre de 2012

El recorrido de los colores


Me gusta que el sol haya aparecido día a día
durante millones de años en la misma ventana que da al patio
pero que nadie me pueda asegurar que mañana lo hará
Me gusta que cuando llovizna y al sol se le mojan las espinas
la gente se ponga contenta y vea colores en las nubes
Me gusta no saber si mañana llueve
Me gusta no saber qué sabor tendrán tus espinas
Me gusta pensarte refractada en colores estridentes
Me gusta la idea de que si mañana el sol saliera
como hace millones de años
en el mismo vidrio despertando las mismas plantas
le quitaría una astilla sin que lo notara
y escabullido entre la multitud peregrinante
pincharía una nube mientras te prepares el café que te levanta
para que en la ventana del living donde te lo tomás
que da a la plaza que hace millones de años que el sol entretiene
se detuvieran las gotas de todos los colores
amarillos, verdes, rojos, naranjas gravitando en el vidrio
y mires sonrojada si se terminó de disolver el azúcar

Me gusta verte reír

martes, 9 de octubre de 2012

Entre las rejas de la ventana

Cuando más negras las nubes muertas
velan la madrugada  - despabilada -
tiznan los edificios carbónicos - imprecisos -
la guitarra se hace noche
y las penas acordes
Sobre la mesa un diario viejo
un Black Russian, una lámpara quemada
un libro de poesías que le regalaron y nunca leyó
un gato que se traga los pelos
un espejo, una mochila con agujeros
sus piernas ligadas
Llora la melodía
la gota musicalizada
le delinea la cara
los ojos oceánicos
Y sin ponerme mal
la miro como a las nubes que se consumen
entre las rejas de la ventana
y blasfemo que fuera mucho más hermosa
cuando la noche es lamento de guitarra
y su cuerpo agua

lunes, 24 de septiembre de 2012

Desahogo


No me gusta la poesía buena. No me gusta contar sílabas. Me aburre fijarme en qué fonema terminan los versos. Me molestan los juegos intelectualosos de palabras raras que en alguna de sus acepciones crean alguna disonancia. Me inquietan las metáforas forzadas, me dan risa las rimas. Me caen mal los que escriben y no leen, porque son como los que hablan y no escuchan. No me gusta la poesía buena desligada del sentimiento, no me gusta la poesía que sólo divierte porque creo que para eso están los bares; al igual que odio la poesía que deja enseñanzas y moraliza porque no creo que nadie le tenga que decir qué hacer a alguien que no conoce. En fín, si la poesía no tiene tripa, prefiero hacer crucigramas.

Desenlace de humo

Se pregunta cuándo habrá surgido el tiempo
mientras prende el cigarrillo.
Esa película oriental le escindió el sueño
y los dedos tímidos arpegian la espalda de ella
que se lía en las frazadas
La cadencia del ventilador
ensordece y estremece el desvelo
derrama el humo frío
y jadea el tabaco agonizante
Piensa en los chinos
si fuera realmente posible
detener el tiempo en el sexo
contenerlo en el calor
paralizarlo en gemidos
Apaga el cigarrillo y le besa el cuello
Se ríe solo
medita su locura
le dan risa los asiáticos
El ritmo del reloj
se acopla en el compás del viento
inhala el aire alquitranado
y de a poco cierra los ojos
El insomnio se va
cuando el tiempo regresa
murmura ensoñando
respirando y riendo.



Césped



Adormecido en el verde
y un árbol que envuelve
el sosiego de la trova de los pájaros
No me cuesta dormirme en el pasto
porque el suelo tiene tu olor
y me tranquiliza respirarte dormido
soñarte fragmentada
en una polaroid arenosa
arropados por el mismo árbol
oyendo los mismos pájaros
y contarte historias
de revoluciones y cantores
de momentos precisos
y lugares perfectos

y que pronto vuelva el desvelo
y a pocos metros
no pueda mirarte

jueves, 16 de agosto de 2012

Espiral


El caracol en la playa,
ella, en la orilla
con la arena y la espuma
enmarañada
confundiéndose con su cuerpo.
El caracol que escudriña el mar
bajo la noche fría y oscura,
el mar que la busca a ella
con sus olas ensortijadas.
La noche se esconde tras la luna
que revolotea entre las estrellas
y las estrellas que iluminan apenadas,
celosas,
la figura de ella,
su cabello enrizado
entintado en mar
enrizado, 
como las estrellas que juegan con la luna,
como una luna que hincha el mar,
que con vastas olas
la intentan alcanzar.
Como las líneas del caracol
que en su lento andar
va dejando sobre la arena
grabado el porvenir.


Pez



Gritaba como el arroyo
y él, y el arroyo
y él, también arroyo
diluye sus penas
lanza sus lágrimas
y las piedras
erosiones y restos
que una mujer le han urdido

Se ahogaba como el sedimento
y él, y el sedimento
y él, también sedimento
y también arroyo
aletea como los peces pequeños
que huyen
y alza la cabeza buscando aire
y choca las piedras que él mismo lanzaba
porque él es piedra,
y también la mano que la lanza

Se desgajaba como una naranja
como el sol naranja se desgarra en el ocaso
como el sedimento que se agita con fuertes pasos
como la lágrima que acaricia el río
y ya no es río
como la mano que se enjuaga las penas
como un pez que vuela
a través del arroyo

Renacer


- …y cada vez que la volvía a ver
ella era otra -

cabello de viento
y asido a la vez
piel de gota
muslos de tormenta
aliento espliego
soplido montaraz
y la libertad 
posada en sus brazos bien abiertos

- … y cuando creía que bebería de mi mano
se volatizaba, y huía como niebla -

pasos ausentes
y el perfume que siempre está
embelesando un sueño
lamiendo la vigilia
y en un bostezo
parecía envolver el mundo
enlazando las nubes, con los ríos
y las flores

- … y todo lo que había a su alrededor
se transformaba en otra cosa -

su beso se confundía con la ternura
su palabra, con un viejo árbol
que todo lo comprende
pero no augura amor
y un poema que la va delineando
que se distorsiona y vaticina su muerte
sólo quedarán versos blancos
trazados en el silencio
hasta que regrese con su cabello de viento
e invente nuevos lenguajes
como nubes, ríos y flores
para intentar retenerla
aunque ya no sea yo cuando lo escriba.

El amor



Una caricia al despertar
en la mañana,
un suspiro
al levantar de la cama,
un grano de café
coloreando la taza,
el fuego del fósforo
envolviendo un cigarrillo,
la gente, los perros y los autos
a través de la ventana,
la brisa que se escurre
arañando la espalda,
colisión de hojas
en el acople de  árboles,
el sol sereno
que arropa las calles,
periódico de noticias
con tinta de flores,
arpegio de tonos mayores
tiritando en la sala,
Bombilla y yerba
Enredándose en el parque,
Crepúsculo afable
Que agasaja la luna,
pieles trenzadas
bajo las frazadas,
ojos dormidos
oscuridad y sosiego.

Piel de tinta

Lee silenciosa,
en la oscuridad
muda.
A un halo que se desprende débil
de un farol del parque,
orienta las hojas.
Las pasa despacio,
para no distraer el silencio,
para no entorpecer la noche.
Anhela encontrar en las palabras
el sosiego ya olvidado.
Una frase
como un sortilegio,
una expresión
que vaticine el encanto.
Se extingue el halo
y pronto su cuerpo deviene en palabras.
Imprecisos y difusos garabatos
urden su figura.
Bajo algún otro farol,
me estaré convirtiendo también
en voces, en letras
que se dibujan en mis extremidades,
y que sólo anhelan  
entorpecer su silencio,
despistar su noche.

martes, 7 de agosto de 2012

El escaramujo





Como no puede ser de otra manera, el primer “posteo” (o como se diga acá) va a ser dedicado a la canción que lleva el nombre el título del blog “El escaramujo” de Silvio Rodriguez. En primer lugar, por un simple homenaje al trovador cubano que me acercó un poco a la poesía, y por otra parte, porque tiene excelentes frases, como “yo vivo de preguntar, saber no puede ser lujo”, o bien “Si el saber no es un derecho, seguro será un izquierdo”. Además, creo que en la poesía, por más pos-vanguardista que sea, siempre va a estar contaminada un poco de rosa y de mar, como el escaramujo. Acá abajo la letra:


¿Por qué la tierra es mi casa? 
¿Por qué la noche es oscura? 
¿Por qué la luna es blancura 
que engorda como adelgaza? 
¿Por qué una estrella se enlaza 
con otra, como un dibujo? 
Y ¿por qué el escaramujo 
es de la rosa y el mar? 
Yo vivo de preguntar: 
saber no puede ser lujo. 

El agua hirviente en puchero 
suelta un ánima que sube 
a disolverse en la nube 
que luego será aguacero. 
Niño soy tan preguntero, 
tan comilón del acervo, 
que marchito si le pierdo 
una contesta a mi pecho. 
Si saber no es un derecho, 
seguro será un izquierdo. 

Yo vine para preguntar 
flor y reflujo. 
Soy de la rosa y de la mar, 
como el escaramujo. 

Soy aria, endecha, tonada, 
soy Mahoma, soy Lao-Tsé, 
soy Jesucristo y Yahvéh, 
soy la serpiente emplumada, 
soy la pupila asombrada 
que descubre como apunta, 
soy todo lo que se junta 
para vivir y soñar: 
soy el destino del mar: 
soy un niño que pregunta. 

Yo vine para preguntar 
flor y reflujo. 
Soy de la rosa y de la mar, 
como el escaramujo.